DÉCIMA SEMANA. LA RUPTURA DE LA FIGURACIÓN TRADICIONAL MEDIANTE EL COLOR.

Dibujo y color ordenan el espacio del cuadro. El dibujo perfila y define las diferentes elementos. El color, además de ayudar a definir la identidad, la similitud o diferencia entre unas cosas y otras, también sirve para simular la profundidad. La asignación de colores calientes a los primeros términos y colores fríos a las lejanías es parte de una convención basada en la percepción que ya Leonardpo recomendaba y que va desde Patinir  hasta Turner.

Son los Fauves, especialmente Derain, Vlaminck y Matisse, los que manteniendo un dibujo que respeta los bordes de las cosas, rompen el uso tradicional del color que simula la profundidad, en favor de un espacio plano, la superficie material del cuadro.

Seguramente es Matisse quien llevá más lejos ese tratamiento del espacio representado como espacio plano, donde la relación tradicional figura/fondo se subvierte.

La evolución de la obra de Kandinsky muestra cómo éste pasa de la figuración a la abstracción gracias, en primer lugar, a la nueva utilización del color y, en segundo lugar, a la destrucción de las líneas de borde que recortan y separan los objetos.

El tratamiento de la figura humana ha experimentado una gran variación en los últimos quinientos años, desde los planteamientos de Giovanni Bellini en su retrato del Dogo hasta El Portugués de Braque, pasando por Tiziano y Derain. De una figura humana perfectamente perfilada y separada del fondo se pasa, en el Cubismo Analítico, a una figura desmontada y que interactúa con el fondo para constituir un nuevo conjunto indescifrable.

Los fauves aplican su nueva concepción del color también a la figura humana, trabajando primero en el interior de la figura y tratando después la figura como silueta en un ambiente más amplio, especialmente Henry Matisse, en una especie de vuelta atrás, hacia la convención.

Debajo: recopilación de los trabajos de la semana.

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