PRIMERA SEMANA: EL DIBUJO CREATIVO. LIBERAR EL GESTO, CONTROLAR EL GESTO.

Este es el extracto de la entrada.

A partir del Renacimiento la creación es un trabajo exploratorio, que tantea posibles soluciones, y que requiere un dibujo abierto y una mano liberada. Los dibujos de Leonardo muestran esa liberación del gesto, tanto para concretar la postura de las patas del caballo como para analizar el movimiento de ciertos fenómenos naturales.

La necesidad de explorar soluciones deja al descubierto el gesto, que la mayor parte de las veces sólo aparece en los bocetos y desaparece en las obras acabadas. Los dibujos de Miguel Ángel ejemplifican también ese nuevo estado de cosas.

Pero a veces los gestos van más allá de los procesos y se hacen visibles también en las obras aacabadas, como evidencia de sus procesos de realización y como expresión también de la mano del autor. Frente a las obras de naturaleza casi mágica, sin las huellas del trabajo que las hizo posibles, la presencia del gesto evidencia el carácter inmanente y material de la obra, su naturaleza de cosa producida.

Bajo el pretexto de aplicar a la pintura un procedimiento científico para explicar la percepción del color, el Impresionismo acaba ensalzando el valor de la pincelada y, en definitiva, del gesto como unidad constructiva del espacio del cuadro. La consistencia y esencialidad de lo representado es sustituida por el valor del gesto y la importancia del momento de luz. Las diversas soluciones que Monet explora para la catedral de Rouen muestran esa relativización del objeto en favor de la importancia del lenguaje pictórico.

Se va desmontando una manera de entender la producción artística que se había mantenido vigente durante siglos. La imperiosa necesidad de explorar el Mundo que conlleva el Renacimiento requiere nuevas maneras de pensar y de producir que afectan a la creación. Por otro lado, la progresiva liberación por parte de los artistas del condicionamiento que sobre ellos ejercen los mecenas civiles o eclesiásticos, enriquece los lenguajes artísticos y potencia las vías de exploración.Respecto de lo que aquí comentamos, la importancia del gesto, basta con comparar el autorretrato de Durero con uno de los de Van Gogh. Mientras que el primero conserva el carácter casi mágico que comentábamos más arriba respecto de la cabeza del David, en el de Van Gogh comparten importancia la imagen del propio Van Gogh con el sistema de gestos, las pinceladas, con que construye la imagen.

Como metáfora de esa victoria del gesto, las imágenes de obras de Litchenstein que aparece abajo.

 

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